- Hacía tiempo que Siddartha tomaba parte en las conversaciones de los sabios, se ejercitaba en la polémica con Govinda (su amigo), en el arte de la meditación y en el servicio de la introspección.
- El corazón de su padre estaba lleno de alegría por el hijo, el inteligente, el sediento de ciencia, en el que veía formarse un gran sabio y un gran sacerdote, un príncipe entre los brahmanes.
- De esta forma amaban todos a Siddartha. A todos causaba alegría, era un placer para todos. Pero él, Siddartha, no encontraba alegría ni era un placer para sí mismo...no tenía ninguna alegría en el corazón.
- El vaso no estaba lleno, el espíritu no estaba saciado, el alma no estaba tranquila, el corazón no estaba silencioso.
- Con tu permiso, padre mío. He venido a decirte que deseo abandonar tu casa mañana e irme con los ascetas.
- Si en el bosque encuentras la felicidad, vuelve y enséñame a ser feliz.
- El mundo sabía amargo. La vida era sufrimiento.
- Su meta era vaciarse, vaciarse de sed, vaciarse de deseo, vaciarse de sueño, vaciarse de alegría y dolor. Morir para sí mismo, no ser más un yo, encontrar la paz en el corazón vacío, estar abierto al milagro por la introspección para despertar el Último, lo más íntimo del ser, que no es ya el Yo, el gran misterio.
- Lo esencial, la senda de las sendas, no la encontramos.
- Yo creo que no hay esa cosa que nosotros llamamos "aprender". Hay solo una ciencia que está por todas partes, que es Arman; está en mí, en ti y en cada ser. Y de esta forma empiezo a creer que está ciencia no tiene enemigos más encarnizados que los sabios y los instruidos.
- Había aparecido uno llamado Gotama, el Sublime, el Buda, el cual había vencido en sí el dolor del mundo y había sujetado la rueda de las reencarnaciones. Recorría los campos enseñando a las gentes, rodeado de jóvenes, sin poseer nada, sin patria, sin mujer, envuelto en el manto amarillo de los ascetas, pero con la frente radiante, como un bienaventurado, y los brahmanes y los príncipes se inclinaban ante él y se convertían en discípulos suyos.
- Estoy cansado y desconfío de todas las doctrinas y enseñanzas y es poca mi fe en las palabras de los maestros que llegan hasta nosotros.
- No codicio el andar sobre el agua -- dijo Siddartha --. Que los viejos samanas se den por contentos con semejantes artes.
- La comida del medio día era la única que hacían los monjes al día, proveniente de la caridad implorada en la ciudad.
- El Buda sonreía con una sonrisa velada, tranquila, silenciosa, semejante a la de un niño sano[...] Su rostro hablaba de paz, hablaba de perfección, no buscaba nada, no anhelaba nada, respiraba suavemente en una placidez imperturbable, en una luminosidad infinita, en una intangible paz.
- Ahora te has portado como un hombre y has elegido por ti mismo tu senda.
- Govinda, ahora perteneces a los samanas de Buda. Has renunciado a tu patria, a tus padres, a tu futuro y a tus bienes, has renunciado a tu propia voluntad, a la amistad. Así lo quiere la doctrina y así lo has querido tú mismo.
- Pero tú, que estás ansioso de saber, ten cuidado con la espesura intrincada que son las opiniones y con las discusiones. Las opiniones carecen de fundamento, pueden ser hermosas u odiosas, prudentes o insensatas, cualquiera puede aceptarlas o rechazarlas. Pero la doctrina que has escuchado de mis labios tiene el fin de redimir el dolor. Esto es lo que Gotama enseña, no otra cosa: la redención de la muerte.
- Por esto continuaré mi peregrinación, no en busca de otra doctrina mejor, pues sé que no la hay, sino para abandonar todas las doctrinas y todos los maestros y para alcanzar solo mi meta o morir.
- ¡No me pertenece juzgar la vida de los demás! Solo la mía, yo solo he de elegir, yo solo he de rehusar.
- Sabes hablar cuerdamente, amigo mío. ¡Guárdate de la demasiada cordura!
- El Buda me ha robado a mi amigo Gotama pero me ha regalado a Siddartha, a mí mismo.
- Pensó profundamente, [...], pues el conocer las causas le parecía que era pensar, y sólo así se convertirían los sentimientos en conocimiento y no se perderían, sino que se haría real y empezaría a brillar lo que hay en ellos.
- Comprobó que ya era un hombre [...], que algo se había desprendido de él:el deseo de tener maestros y de escuchar a los maestros.
- El pensador iba caminando lentamente y encontró que lo que quería aprender era la esencia y sentido del yo: "Quería vencer y librarme del yo, pero no podía, solamente ocultar me ante él.
- ¡Nada ha ocupado tanto mi pensamiento como este mi yo, este enigma de mi vivir, de que yo sea uno, separado y diferenciado de todos los demás, de que yo sea Siddartha!¡Y de ninguna cosa en el mundo sé menos que de mí mismo, de Siddartha!
- "Si no sé nada de mí, si Siddartha es para mí tan extraño y desconocido, se debe a una sola causa: yo tenía miedo de mí, ¡huía de mí mismo! Buscaba a Arman, buscaba a Brahma, tenía la intención de desmenuzar mi yo para buscar en su interior el germen, el Arman, la.vida, lo divino, el último fin. Pero me perdía".
- Quiero aprender en mi mismo, quiero ser discípulo, quiero conocerme a mí mismo, quiero conocer el secreto de Siddartha.
- Siddartha había despertado en el camino hacia sí mismo.
- El sentido y el ser no estaban por ahí tras de las cosas, sino que estaban en ellas, en todas.
- "Ya no soy el que antes era, ya no soy asceta, ya no soy sacerdote, ya no soy brahamán. ¿Qué puedo hacer entonces en casa y junto a mi padre?¿Estudiar?¿Hacer sacrificios?¿Practicar el ensimismamiento? Todo esto ha pasado ya, todo esto ya no está en mi camino".
- Y pronto volvió a caminar con paso rápido e impaciente, no hacia su casa, no hacia su padre; siempre sin mirar atrás.
- Se puede aprender mucho de un río, dijo el barquero. De el he aprendido que ¡Todo vuelve!
- Todos son agradecidos, todos son sumisos, todos son inclinados a la amistad, están dispuestos a obedecer, poco a pensar. Los hombres son como niños.
- --Ya empiezo a aprender de ti. Ayer también aprendí algo. Me quité la barba, me peiné, unté mis cabellos con aceite. Poco es lo que me falta, hermosa: vestidos finos, zapatos elegantes, dinero en la bolsa. Mira, Siddartha se ha propuesto cosas más difíciles que estas y las ha alcanzado. ¿Como no va a aconseguir lo que ayer se propuso: ser tu amigo y aprender de ti las alegrías del amor?
- No te basta Siddartha como es, con aceite en el pelo, pero sin vestidos, sin zapatos, sin dinero?--Kamala exclamó riendo: --No querido, no basta eso. Debes tener muchas cosas y regalos para Kamala.
- Eres dócil, Siddartha, así que aprende esto: el amor se puede mendigar, comprar, recibirlo regalado, encontrarlo en la calle, pero no sé puede robar.
- "Sencilla es la vida que aquí llevan--Pensó Siddartha--. No tiene dificultades. Todo era difícil, penoso y al fin desesperanzador cuando todavía está semana.
- Ahora todo es fácil, fácil como la lección de besos que Kamala me dió. Necesito dinero y vestidos, casi nada, pequeñeces que no me quitarán el sueño".
- Todos pueden alcanzar su meta si saben pensar, si saben esperar, si saben ayunar.
- Yo carezco de todo--dijo Siddartha--, es como tú piensas. Ciertamente que carezco de todo. Sin embargo, carezco de todo voluntariamente; por eso no estoy en la pobreza.
- Así es como debe ser en realidad. Todos toman, todos dan; así es la vida.
- Cada cual da lo que tiene: El guerrero da fuerza; el comerciante da mercancías; el maestro, enseñanzas; el labrador, arroz; el pescador, peces. [...] Yo sé pensar. Yo sé esperar. Yo sé ayunar.
Antología de escritos propios en diferentes géneros literarios dirigidos a docentes y aficionados a la lectura profunda y reflexiva.
sábado, 1 de enero de 2022
Frases de Siddartha de Herman Hesse.
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